¡Tú no eres
negro!
Este video
me acuerda a una experiencia similar que tuve a finales de los 80s en la ciudad
de Boston.
Oprimir enlace del video al final.
Acostumbraba
a sacar a mis niños muy frecuentemente a muchas partes para divertirnos, pero
ir a el parque era parte de nuestras rutina diaria; los quería fuertes, relajados,
brillantes, libres, etc. Una tarde en el parque del lado de la Ruggle Station,
en la Huntington Ave., llego y hay un niño afroamericano en el tobogán y su
madre en un banco sentada.
En lo que
llego al medio del parque, observo como el niño se deslizaba por el tobogán y corría
a las escaleras, subía y volvía a deslizarse. Uno de mis niños, el menor (3 o 4
años), subió las escaleras y el niño en vez de subir por las escaleras,
comienza a subir por el tobogán y se para en frente de mi hijo y lo bloquea
para que este no se deslizara. Yo estoy observando sin decir o hacer nada, uno
tiene que dar oportunidad a sus hijos para que piensen por ellos mismos.
De repente
este niño le dio un golpe con el puño cerrado en el estómago a mi niño que lo
dejo sin respiración, hizo esto sin ninguna provocación. Mi niño se le queda
mirando a la cara sin decir ni hacer nada. Yo me sentía con una rabia que se
tomaba de la mano con la impotencia y le dieron tres vueltas a el parque,
después de todo era un niño de como 5 años de edad, influenciado por su crianza.
Me volteo para donde está su madre, mientras camino a socorrer a mi hijo y la
mujer se quedó como si nada. Eso me dio un encajonamiento de tal modo que le
pregunto, ¿oye, no le vas a decir nada a tu hijo? Y la respuesta de ella fue
mirarme mal. Yo simplemente dije en voz alta; no es bueno que agredas a un niño
que no te hizo nada.
Con la
misma que tomo a mi hijo en mis brazos y lo reviso y le pregunto que si estaba
bien y le digo que lo siento mucho, el niño se quedó en la parte alta de las
escaleras del tobogán. Lo que sucedió después me tomo por sorpresa.
Mi hijo
mayor, que tendría como unos 4 a 5 años, que habia observado todo, subió las escaleras llegó a donde el
niño, se le paro de frente, cara a cara, y el niño se mantuvo ahí cuadrado, ellos
se miraba a los ojos con algo de furia, que cosa más brutal, mi corazón comenzó a latir rápido,
no quería más violencia, quería que la madre del niño interviniera, pero no
pasaba nada y por otro lado no tenia idea de porque mi hijo mayor se le habia parado de frente a quien habia agredido a su hermano momento antes.
Y “punch-bang!”,
mi hijo mayor le ha dado dos golpes en la cara a este niño, pero bien sólidos,
con el primero, el nene se quedó cuadrado en el desafío de la mirada, pero
cuando recibió el segundo cantazo, que lo tambaleo se puso a llorar, bajo la
guardia, se convirtió nuevamente en lo que era, un niñito. Les confiezo que tenia sentimientos encontrados, por un lado sorprendida de que mi hijo le hizo lo mismo y por otro con un sentido de satisfaccion (muy interna). Increíblemente su
madre se levantó del banco donde estaba sentada y comenzó a decir un discurso
de malas palabras y apuntes raciales en contra de nosotros.
Mi corazón latía
muy rápido y mi enojo no tenía medidas, mi deseo natural era de darle a esta
madre unos buenos “punch bangs” pero eso no era bueno para mis hijos y le dije,
mientras la miraba con mis ojos de rayos ultravioletas _oh, ahora si te
levantas, ahora si protestas, cuando era tu hijo el que agredía a los demás
viciosamente estabas orgullosa y ahora estas molesta porque le hicieron lo
mismo.
La mujer no me miraba, y comenzó a gritarle a su hijo para que se
volviera a subir por las escaleras del tobogán, a lo cual el nene miró quien
estaba en el tope, mi hijo mayor, mirándolo seriamente, y no quiso subir mientras continuaba gritando
en llanto. Su cabrona madre le insistía en que subiera, en ese momento me sentí
triste por el niño, pero le pregunte a mi pequeño que si quería intentar en el
tobogán nuevamente con su hermano y él dijo que sí. Esta vez el niño miro a las
escaleras del tobogán y allí estaban mis dos niños, juntos, fuertes, en
victoria y (en justicia callejera de parquecito infantil) y el niño se rindió,
no quiso más.
La madre
afroamericana luego de llamarme gargajo blanco y basura blanca, se marchó con
su cría a punto de pegarle porque este se reusó a seguir siendo violento. Jamás le dije a mis hijos que ahí hubo algo
de discrimen racial, no hasta que crecieron y es que en mi casa esas pendejadas
no existen, somos libres y pensamos en esa misma manera, libres.
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