Al principio, yo iba con timidez, callada, observaba mi terreno de guerra, y tambien como se comportaban todos en mi entorno. En realidad, esa siempre ha sido mi manera de ser, sin alborotos obvios, tirando la piedra y escondiendo la mano. Y fui tomando confianza y creando estrategias. Cada vez que mi padre daba la vuelta, yo me aprovechaba para hacer malas caras a esta mujer que trataba de hacerme sentir bien cuando yo estaba en su casa, si, ahora puedo decir su casa, porque la compartia con mi padre.
Mientras nadie miraba, le arrebataba las cosas a sus hijas, les demostraba una actitud de que “yo soy mejor que tu’, “yo soy la princesa”, y “si dices algo, o te quejas, mi padre me va a creer solo a mi”. Con mi mirada siempre retaba a la mujer de mi padre y ella, junto con sus hijas solo respiraban profundo, las tenia dominadas, en verdad que lo que mi madre me decia que hiciera funcionaba, pensaba yo.
Me acuerdo que iba a la nevera y tomaba lo que me diera la gana, en las cantidades que me diera la gana, y habian veces que luego solo lo despreciaba y lo tenian que botar y eso a mi me deleitaba. Cada vez me sentia mas poderosa en la casa de mi padre. Estos momentos y actitudes en realidad era mi manera de sentir que tenia contro de algo, o de algunas situaciones.
Abria la alacena y comia todo lo que me diera la gana, sin preguntar, bueno, solo si mi padre estaba mirando yo mostraba mis modales, porque mis padres y mi familia me enseñaron modales. Dejaba todo tirado, no cooperaba en nada, total, a mi nunca me enseñaron a ser ordenada, mas bien mi madre, me grita cuando por mi habitacion ya no se puede caminar del reguero.
Ya habia logrado crear una discordia en este hogar. La mujer se quejaba y mi padre me lo justificaba todo, pues claro, como iba a pensar que su niñita, bien educada, calladita, pasiva, querida, fuera la malvada de la novela, ni en un cuento de Disney se ve eso, la malvada siempre es la madrastra y sus hijas, no la cenicienta (en lo que mi madre me convirtio en todos estos años, una cenicienta.) Ahora tambien puedo hablar del posible cargo de culpabilidad de mi padre al no tenerme en su vida diariamente, como iba a regañarme en el poco rato que nos tocaba compartir, sin embargo, eso pudo haber hecho una diferencia mientras iba creciendo.
Cuando llegaba a casa con mi madre, le contaba todo con lujo de detalles, de lo que yo hacia, y lo que hacian y decian en casa de mi padre; mi madre se regocijaba, se reia a carcajadas, me premiaba, me hacia mas preguntas, me daba mas sugerencias de como ser cada dia mas vil cuando estuviera alla. Me sentia tan feliz y segura de mi misma, y sobre todo un orgullo de ver que mi madre era feliz al yo poder representarla, o sustituirla para hacer todas estas cosas, ya que logicamente, ella no podia, pero atreves mio lo estaba logrando.
Luego de un tiempo, en mis visitas con mi padre, comence a darme cuenta de algunos detalles. Ya no me trataban con la misma alegria, ya estaban mas prevenidas a mi llegada. Tambien note que como que no hacian compra de mercado, como que faltaban articulos que antes estaban a mi disposicion. ¿A donde fueron los juguitos, mis golosinas, las galletitas? Todo habia desaparecido. Lo tenian todo escondido en lugares diferentes, fuera de mi alcance. Pero...
Llego este maravilloso dia, era un sabado, yo habia llegado viernes en la noche a la casa de mi papa como parte del acuerdo de divorcio,{viernes despues de la escuela, custodia para mi madre, patria potestad para los dos (mi madre nunca le ha consultado nada a mi padre), y relacion paterno filial fines de semana alternados y devolverme a mi madre el domingo a las seis y treinta de la tarde}, pero a mi padre le toco ir a trabajar ese sabado y yo me quede con su mujer y las hijas de esta.
Ella, la mujer, fue a visitar a su madre en Adjuntas. Y paso un incidente y a la verdad que lo tengo confuso en mi mente, porque mi madre me hizo cambiar tantas veces la version verdadera que ya ni se exactamente como tomo lugar el incidente. O talvez, ya no tenga sentido aclarar nada.
Recuerdo que estaba jugando en el patio con otras niñas, y las hijas de la mujer, (porque cuando estabamos jugando, la pasabamos muy bien y se me olvidaba ser la niña grocera, como sugeria mi madre) cuando de repente, y sin yo quisiera haberlo sospechado, y sin ni siquiera verlo venir, llego esta mano abierta a mi cara, el tremendeo “galletazo”, una cachetada violenta por parte de la suegra de mi padre diciendome “tu aqui no vas a hacer lo que te de la gana, en mi casa mando yo. Si tu estas acostumbrada a hacer lo que te da la gana en casa de tu madre, o en casa de mi hija, conmigo te equivocaste. Si tu padre te da todo por bueno, aqui no. No porque eres la hija de ____ vas ha hacer lo que te de la gana, y no te voy a permitir nada.”
Senti que el mundo se me venia arriba y no sabia sujetarlo. Me senti sola, aterrada, lo mas que deseaba era que mi padre estuviera en ese momento para que me abrazara, me protegiera ante tal abuso. Yo estaba segura que si el hubiese estado, eso no hubiese pasado y de haber pasado en frente de el, estaba segura que los hubiese puesto en su lugar. Pero ese dia, le toco ir a trabajar y confio mi cuidado a su mujer, ¿porque sospechar nada de ella, con quien compartia su intimidad? Mi padre le toco cumplir con todo, por un lado era el fin de semana de su relacion paterno filial conmigo, que me lo merecia, y el tambien, y era esperado luego de su divorcio con mi madre; y por el otro lado, tenia que trabajar, el solo cumplia con las espectativas de su rol de padre y hombre.
Mi madre que me habia dado luz verde para hacer todas estas cosas no estaba ahi para prevenir este atropello, este abuso para con su princesa. Baje la cabeza, no dije nada y deje de jugar, mis animos se vienieron a el piso, no sonrei mas, no hable mas, me sentia avergonzada porque me pegaron en frente de las otras niñas, esta vieja que yo ni conocia bien. Solo deseaba estar devuelta en mi casa con mi mama, el unico lugar que siempre he sentido que es mi refugio a pesar de todo.
Solo podia asumir, que la mujer de mi padre, le habria contado a su madre, todas las cosas que yo les hacia en su casa y por eso la vieja maldita me dio una cachetada.
De camino a Ponce, la mujer de mi padre, me advierte que mejor es que me quede callada, porque era mi culpa por ser “mal criada”. “Si le dices algo a tu padre, sabes que lo meto preso si se pone conmigo o con mi madre. Te lo advierto, yo conosco personas que lo pueden hacer.” Yo solo me quede callada mirandome las manos en todo el camino a la casa de mi padre.
Una vez en la casa, mi padre llega de trabajar y con mucha alegria me dice que nos vallamos a dar una vuelta a lo cual me negue y le dije que preferia estar en mi dormitorio, ya que papi me tenia un dormitorio para mi sola, y ahi, me refugie a esperar que llegara el domingo a las 6:30 PM para poder estar, donde yo sentia era mi verdadero hogar, al lado de mi madre. Fui incapaz de contarle a mi padre, porque me retumbaba en mi mente de niña la amenaza que me hiciera su mujer de meterlo preso, y eso seria por mi culpa. Pero asi tambien, fueron incapaces de defenderme los adultos que estuvieron ese dia en Adjuntas.
Por Bori
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