Ayer, viernes, 20 de diciembre de este, a punto de concluir, año 2019, nos sacudió hasta lo más profundo del alma la noticia de un accidente automovilístico donde falleció una madre y dos de sus tres hijos.
No se esperaron las muestras de dolor, de apoyo y solidaridad para con la familia afectada, del mismo modo en que todos somos afectados con noticias como esta. Pero también, una vez más, y haciendo uso de la libertad de expresión que tenemos, volvimos a ver la parte más vil, absurda, inconsciente, e ignorante de gran sector de la sociedad en que vivimos hoy día.
No, no podemos enfocarnos en la raíz del asunto, nos tenemos que ir por la orilla, (lo más fácil) para poder vomitar lo que se lleva por dentro, con lo sencillo que es; que cuando no tengas nada bueno que decir, que no digas nada.
Las críticas a esta joven mujer, que para ese entonces se debatía entre la vida y la muerte, no se dejaron para luego, donde muchos se expresaron de un modo cruel por el destiempo, llamándole irresponsable porque no habían hecho uso de los cinturones de seguridad. Se atrevieron a catalogarla de mala madre sin saber absolutamente nada de su vida. No era el momento para hacer este tipo de críticas, no era el momento de hacerle señalamientos, ya había muerto en el acto una pequeña hija, y ella y un segundo hijo luchaban por su vida, hasta donde ya, tuvieron que partir, sobreviviendo su hijo mayor de ocho años. Era el momento de unirnos en energías positivas dirigidas a ellos, en oración, en hermandad.
Sí, es cierto de que nos queda la enseñanza (y recordatorio) de que en la mayoría de los casos, un cinturón de seguridad en el auto, salva vidas. Si, nos queda bien claro la importancia de tener sillas de refuerzo y cinturones disponibles para cada niño que suba a un auto, para protegerlos en caso de accidente. Pero los vacíos, los incompletos, los inconscientes seguían las duras críticas a esta mujer, que no contaba con ninguna fuerza para defenderse, expresarse o explicar nada. Seguían en sus discursos tirando veneno que afectaría a sus familiares, para luego terminar en sus párrafos mediocres con alguna frase bonita de consuelo.
Surge información de varias fuentes que se trataba de una familia humilde de las cientos de familias que viven en estas tres islas, Puerto Rico, Vieques y Culebras. Un padre que trabaja para un municipio, y ella, Iris Joelis, una joven mujer de 24 años, profesional, que hacía varios trabajos a la vez para poder suplir las necesidades de sus hijos, de su hogar. También, de que es posible que ella se quedara dormida y fuera esa la razón por la cual se accidentó fatalmente.
-A Iris, como a muchos de nosotros, nos mata al cansancio el desprecio de los que están en posiciones de liderazgo y poder que día a día se inflan su ego y su sed de tenerlo todo, para sí mismos y para los suyos, dejándonos sin nada.
-Desfallecemos buscando un trabajo digno, permanente, con paga justa para levantar a nuestras familias sin tener que irnos del país, cosa que también critican.
-Nos mata, la indiferencia, el machismo, la ignorancia, la crítica destructiva, la palabra despectiva y la omisión gubernamental.
-Desmayamos en una anemia causada por la falta de una pala, un padrino, un apellido, una familia, un nombre, una fama, o afiliación a algún podrido partido político de turno a la hora de llevar nuestro resumé en busca de un empleo, el cual terminará en la basura, porque no tienes las cualificaciones, estas que acabo de mencionar.
-Nos desbasta, mujeres en posiciones de gobierno que sirven a la agenda machista del país.
-Nos destruye poco a poco, la indiferencia al sufrimiento ajeno, el culpar al inocente y engrandecer al impío.
-Es fatal y por demás trágico, el hecho de que el ciudadano no gana el pan diario con el sudor de su frente, no, lo gana con el sangrar de su vida, mientras los trajeados y bien peinadas, se sientan a perder su tiempo en elaborados discursos de para donde deben de ir las ayudas, los fondos, el dinero, y encima, ellos son los que ganan grandes cifras por hacer este “trabajo” que juran que nos siguen cogiendo de pendejos.
-Nos destruye que no es considerado emergencia el ahogo de superación de cada mujer puertorriqueña sin que sea agredida de todas las formas habidas y por haber; y en todo tipo de circunstancias.
Ayer, murió una gran mujer, una que se levantaba diariamente a forjar el futuro de la patria, a encaminar a sus hijos; una mujer que es nuestro orgullo. Ayer partió de este plano terrenal, parte de nuestro espíritu colectivo de mujeres fuertes, amorosas, trabajadoras, luchadoras, incansables, forjadoras, emprendedoras, guerreras, responsables, sabias, inteligentes, valiosas, respetadas, amadas de Puerto Rico. Ayer tuvimos una gran pérdida cuando patio Iris y dos de sus hijos.
A ti, que te mofas de todo, que criticas todo para destruir, más no para aportar. Tu que te sientes tan apto e ilustrado en todo como para soltar tu “intelectual veneno”, a ustedes, políticos de pacotilla, politiqueros y sectores que los apoyan; que más esperan para comprender que hay una emergencia, que el pueblo tiene sed de justicia social y hambre por un cambio contundente.
Si te ciegas ante la calamidad que enfrentamos las mujeres, las necesidades básicas de los ciudadanos puertorriqueños por tanta frivolidad…
¡La tragedia eres tú!
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