viernes, 8 de diciembre de 2017

¿Quién escucha sus quejas y preocupaciones después del huracán María?


Los niños, los jóvenes y los que son como niños.

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Apenas ayer las noticias en Puerto Rico hablaban de una joven adolescente que intento quitarse su vida lanzándose del techo de la escuela. También escuché que muere en su cama un joven hombre de 33 años, quien padecía de autismo, con un grado de desnutrición avanzado.

Estas no son las primeras noticias con contenido de problemas sociales tales como el suicidio, desnutrición, violencia, falta de electricidad, de agua, de casas, de comida, de servicios de salud, servicios de educación  y más. Estos problemas no son algo nuevo en la isla, pero algo que se hace más notable cada día a raíz del devastador huracán del 20 de septiembre.

Quién está prestando atención a las necesidades de los más jóvenes, es mi pregunta. Se ve además en los medios noticiosos la indignación de los adultos, marchando por las calles, con piquetes, ventilando sus quejas y necesidades, con toda razón, por los procesos tan increíblemente lentos por parte del gobierno y de algunos sectores de la ciudadanía; y en muchas ocasiones por la falta de movilidad y entusiasmo del mismo pueblo necesitado; pero, a dónde se quejan los niños, y los jóvenes, quien los escucha a ellos.

En medio de tanto reto que enfrentan las familias puertorriqueñas hoy día, haciéndole muy difícil el suplir a sus hogares, tan así, que muchos han tenido que enviar a sus hijos fuera de la isla para que tengan mejor calidad de vida de la que ellos, el núcleo familiar, le pueden brindar por el momento, o se ha tenido que mudar la familia entera.

El Departamento de Educación Pública del país, ha fallado en cuanto a velar por sus discípulos, su ubicación, su bienestar, y se colgaron en poder proveer un sistema donde se pudiera comenzar la educación, los comedores escolares y la tan importante sociedad escolar para los estudiantes aunque fuera en la plaza pública de cada pueblo, ustedes DE, son responsables de todo esto y les fallaron.

En medio de este caos, el futuro de Puerto Rico se encuentra frágil si no hacemos algo por ellos. No es suficiente la intervención de las agencias pertinentes después de un incidente, o una tragedia. Todos estos problemas sociales los cuales enfrentan nuestros jóvenes están afectando y marcando sus vidas para siempre.

He visto adultos que solían parecer muy centrados, “perder la tabla” en desesperación por no tener servicio eléctrico, y estoy hablando de los que no dependían del servicio para necesidades de salud, y los jóvenes, cuando se quejan porque no pueden ver la tele, no pueden usar sus video juegos, no pueden tomar algo frio, no tienen ya su juguete favorito, están en un refugio que les deteriora la vida; qué le dicen, que se callen, que no fastidien, que se vallan a dormir, que en África hay niños más pobres y no se quejan. Qué se le dice a un niño cuando solo puede comer una comida fuerte al día, si tienen la dicha. En medio de la oscuridad, qué piensan ellos, qué monstruos están invadiendo sus mentes. Con tiempo libre tal vez en las calles, a qué se enfrentan, quienes los acechan.

El histórico huracán cambió todo por completo, separó familias, separó a los jóvenes de sus amigos, de sus escuelas, de sus pertenencias, de sus hogares, de sus barrios, de su pueblo, de su cotidiano vivir, de sus alimentos, de la escuela, de la electricidad, del agua potable, de la salud, de la confianza y de la esperanza.

Sin embargo, en medio de tu reto, de tu dolor, de tu desesperanza, de tu frustración de tu rabia, de tus miedos, de tus dudas y tantas necesidades; te digo, no, te pido, que si tienes menores de edad a tu cargo, que pidas ayuda. Habla por esa boca que te dio Dios, y diles a los vecinos, a los amigos, a la familia, a los desconocidos, pero no sometas a tus niños y jóvenes a más de lo que puedan soportar, que sí, aparecerá una mano dispuesta a ayudarte.

La pregunta es; ¿quién escucha a nuestros niños y jóvenes? La respuesta es; Tú.

Que el Universo confabule a tu favor.

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Actividades sencillas para hacer en familia:

1.       Todos los días a la misma hora, hagan cita para compartir como les ha ido el día. Es sumamente importante que cada integrante del grupo tenga tiempo para hablar y sea escuchado con detenimiento. No se juzguen, más bien inspiren el uno al otro; recuerden, ustedes no son enemigos, son familia. Se vale las expresiones de llorar, reír y rabiar. Sugerencias: Cómo te sientes, qué piensas, cómo lo harías tú, cómo crees que puedes ayudar, qué te haría sentir mejor, cómo te puedo ayudar, cómo podemos lograrlo.

2.       Compartan tareas y responsabilidades de acuerdo a las capacidades de cada integrante. Nadie es muy chico para ayudar, o muy grande para dejar de hacer algo.

3.       Jueguen: jugar es sano para todos. Correr juntos, juego de palabras, ejercicios, leer un libro en voz alta, inventar cuentos orales como equipo. Hacer chistes.

4.       Usar tonos de voz suave para comunicarse en medio de dificultades.

5.       Arte: Inventen coreografías familiares, dibujen, escriban poemas, hagan una mini obra de teatro, canten, tomen fotos familiares creativas, pinten, hagan un libro, reciclen materiales en algo que le puedan sacar provecho.

6.       Que puedes agregar tú, que sería bueno para tu familia, tus niños y tus jóvenes.

1 comentario:

  1. Gracias por compartir un texto brillante que atiende el tema de atención a los niños, los jóvenes y los que son como niños, tras el paso devastador del huracán María. El texto presenta realidades y alternativas.

    En mi recorrido, he visto el desarrollo de etapas y dramas en los días siguientes al golpe huracanado. Por ejemplo:

    • El lema de “Puerto Rico se levanta” es bueno en principio, pero pierde efectividad si se trivializa, y se daña si lleva a indiferencia hacia quienes siguen en dolor (por ejemplo, las celebraciones cuando se restablece el servicio de energía eléctrica como signo de que ya todo terminó y se vuelve a lo mismo). La forma en que lo comunitario ha tenido más efectividad que lo oficial para ayudar a los vulnerables y necesitados, confirma que en cada familia hay una parte de las nuevas soluciones.

    • Objetivamente, el proceso de restaurar a Puerto Rico va muy lento. Se debe buscar lograr algo mejor que antes del huracán y en el análisis sobre los desempeños gubernamentales, en lugar de caer en la lucha de rojos y azules, debería enfocarse la primera atención evaluadora hacia el nivel federal. A eso, hay que sumar issues como las dudas sobre la cifra oficial de muertes, y las teorías razonables del plan para despoblar la Isla. En ese sentido, el texto de Bori es poderosísimo para fomentar la unidad familiar ante los más intensos vientos que siguen luego del huracán. El llamado a apoyarnos para la supervivencia, no ha terminado, se ha acentuado.

    • Es un hecho que se debe aspirar a edificar un país mejor al que había antes del paso del huracán. Se trata de un tema grande y complejo, pero desde cada familia se puede hacer una diferencia. Las recomendaciones de Bori de actividades en familia, son un taller que dan trascendencia a la familia en ese nuevo sentido de unidad real.

    • Ya no basta con el estilo tradicional de buscar mirar hacia quien esté peor para sentirse “bien”, y hasta la palabra “resiliencia” ha sido desvirtuada. El significado de resiliencia es “la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro”, y eso es bueno; pero se daña cuando se busca frenar toda acción de cuestionar y de buscar la verdad, o convertir lo de recuperación y de ajuste, en formas de tratar de justificar unas realidades como que siempre deben ser así, o de confinarse en más de lo mismo sin expectativas de cambio (eso es conformismo y estancamiento). Hoy veo que hay muchas ocasiones en que la disidencia (saber no rendirse y defender la justicia) y la resistencia (saber ser firmes y solidarios en lo correcto) son lo mejor.

    • El huracán María acentuó que Puerto Rico necesita un nuevo y revolucionario Mensaje de Fe. El plan familiar que presenta magistralmente Bori, es una agenda de vida que con razón, corazón y amor, forja la zapata fundamental y desarrolla al espíritu de lucha y la voluntad bien fundada. En ese sentido, es inspirador el mensaje de la naturaleza que reverdece. Demos nueva vida a la fe con poder…

    Gracias a Bori por compartir palabras con alternativas de soluciones y citas citables. Gracias por brindar un oasis de sabiduría en una tierra llamada a restaurarse en forma diferente a los clichés y libretos tradicionales, en forma constructivamente revolucionaria.

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